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Referencia: Francesca GARGALLO, “El feminismo es pacifismo mientras soplan vientos de guerra”, artículo como colaboración especial para CIMAC, 30 de septiembre del 2001, http://www.cimac.org.mx/noticias/01sep/01093009.html

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El feminismo es pacifismo mientras soplan vientos de guerra

Francesca Gargallo

La radicalidad feminista implica una visión pacifista de la política. Más aún: todas las feministas son pacifistas aunque no todas las mujeres lo sean, porque el pacifismo es una posición activa y rebelde frente a la más patriarcal y conservadora de las actitudes sociales y políticas: la guerra.

A quince días de un atentado cuya autoría no ha sido probada pero se imputa sin juicio a un fundamentalista sunnita del Islam, Osama Bin Laden, ex hombre fuerte de la CIA en su lucha contra el comunismo que podía atraer a la parte más humanista y social de todo el Islam (como se temió que hiciera con los católicos y luteranos de la “teología de la liberación” y otras teologías hermanas), a quince días de ese atentado que horroriza a todas las conciencias humanas (como no pudieron hacerlo los atentados de estado contra Granada, Panamá y los que desde hace diez años se perpetúan contra Bagdad tan sólo porque la televisión no los retransmite machacona y tendenciosamente), ahora soplan vientos de guerra contra toda la humanidad y en especial contra las mujeres.

¿Por qué en especial contra las mujeres? Porque nosotras hemos sido ajenas a la construcción de las lógicas y éticas que justifican el uso de las armas para resolver conflictos de índole económica, geopolítica y/o ideológica. Porque nuestras posiciones no se escuchan y la actitud de no tomarlas en cuenta invalida toda la presunta democracia del sistema internacional. Porque a lo largo de toda la historia del movimiento político conocido como feminismo, uno de sus rasgos constantes ha sido la manifestación contra la guerra.

Hubo feministas norteamericanas que a la par que se manifestaban contra la esclavitud en su país y exigían su derecho al voto se manifestaban contra la guerra de invasión y explotación estadounidense contra México.

En la primera Guerra Mundial la mayoría de las feministas se manifestaron contra la guerra, por la unión de los úteros maternos contra la masacre de sus hijos y por la común condición de las mujeres de todos los países; las que así no lo hicieron, como las inglesas, se sumaron a organismos de atención humanitaria. Italianas, alemanas y austriacas enfrentaron el nazi-fascismo desde posiciones pacifistas y muchas murieron en los campos de concentración.

La mayor organización pacifista contemporánea surgió de un encuentro de mujeres árabes palestinas e israelíes, que dio origen a Mujeres de Negro, una organización radicalmente pacifista y feminista que, después de las masacres de Bosnia, Kosovo y Serbia, afirma que las lógicas de la guerra son ajenas a la cultura del cuerpo, la vida y la libertad que el feminismo defiende.

La cultura de la guerra obedece a una actitud de golpes y respuestas que se pretenden iguales y contrarios hasta que una de las partes gane. Una actitud que se originó en las Cruzadas y que se mantiene en la mentalidad (o psicología colectiva) que pretende que: “En la guerra como en el amor todo se vale” y que “el enemigo es el otro”.

Frente a estos dos supuestos, el feminismo responde recordando a las mujeres y los hombres que las mujeres, las y los pobres, las y los extranjeros, las y los niños siempre hemos sido el otro para el grupo de hombres en el poder. Y también proponiendo una visión del amor que no corresponde a la lucha por la posesión del otro; equiparar el amor a la guerra es parte de la construcción de la lógica que lleva al menosprecio de la vida concreta de las personas.

Hoy en día, la tendencia agresiva estadounidense contra toda posición política que disienta con su plan de globalización económica del capital productivo y del capital especulativo ha generado respuestas desesperadas en sectores muy diversos de la población mundial. Sin embargo, los ataques terroristas responden a la misma lógica de golpes y respuestas que sostienen los grupos de la extrema derecha neoliberal.

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