:.
Francesca GARGALLO, “Diferencia sexual”, en Horacio Cerutti Guldberg (director), Diccionario de filosofía latinoamericana, Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (antes Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos), UNAM, Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca,
2000, http://www.cialc.unam.mx/pensamientoycultura/biblioteca%20virtual/diccionario/diferencia_sexual.htm
____________
Diferencia sexual
Francesca Gargallo
DIFERENCIA SEXUAL. La reflexión feminista acerca de la diferencia sexual es la primera filosofía que rechaza la universalidad del modelo masculino y, por lo tanto, la idea de verdad y los sistemas de ejercicio del poder que sobre ella se construyen. Ha impactado el pensamiento de la posmodernidad como crítica desconstructiva de las estructuras.
Originario es el ser sexuado y no la persona neutra, que de hecho es consecuencia del pensamiento lógico occidental. Éste ha creado el problema de que un parcial, un finito: el hombre, represente un valor universal: las mujeres y los hombres. El hombre es una figura lógica inaceptable, es el único término en filosofía que vale por sí mismo y también por otra realidad. Ambos sexos están marcados por la diferencia sexual, originaria e irrenunciable; el feminismo pretende que esta diferencia sea visible, se exprese y logre tener una significación en todos los ámbitos de la vida.
La prolífera creación de construcciones imaginarias respecto a la mujer y lo femenino sirven de plataforma para sustentar la exclusión de las mujeres del trabajo, la política y la cultura en general. En el lenguaje, que ha logrado crear una correspondencia total de lo universal con lo masculino, la categoría mujer es una construcción imaginaria escindida entre lo deseado y lo temido, un objeto anclado en la imaginación y la prescripción (Guerra, 1994: 11).
Con la práctica de la autoconciencia, que reúne y pone a dialogar sobre el valor de la propia experiencia a diferentes mujeres, el feminismo se pregunta: ¿qué es la mujer? o, más bien, ¿qué soy yo mujer? (Fischer, 1994).
Para definirse, las mujeres necesitan desechar la idea que el hombre ha construido de ellas. Pero ¿cómo pensar el ser mujer sin caer en los moldes que ha preparado la cultura masculina? Esta pregunta abre paso a la filosofía de la diferencia sexual.
Lo originario e imprescindible para la filosofía de la diferencia sexual es que aquí y ahora los hechos informan que existen mujeres y hombres. De tal forma, al inicio de la representación no hay una persona neutra, sino un sujeto sexuado. Así como en la cultura hay signos de las mujeres y signos de los hombres. Hoy es posible hablar positivamente de la paz, del desarme, la no violencia y la ecología, signos de lo femenino que se han convertido en puntos de referencia para toda opción alternativa de vida.
La diferencia sexual denuncia la desigualdad que la cultura masculina ha construido sobre la diferencia biológica de los sexos; no deben confundirse ambos términos. La desigualdad entre los sexos es sexismo, una dinámica de dominio que se marca en el mundo de las emociones, de lo simbólico y de los valores de las mujeres. Esta desigualdad inicial facilita todas las otras desigualdades, pues es una negación de nuestro cuerpo y de nuestra capacidad de crear cultura (Pisano, 1995).
En la línea de la antropología de las mujeres o antropología feminista y del feminismo norteamericano, algunas teóricas feministas latinoamericanas afirman que el género es la simbolización que cada cultura elabora sobre la diferencia sexual, estableciendo normas y expectativas sociales sobre los papeles, las conductas y los atributos de las personas en función de sus cuerpos sexuados (Lamas, 1994). Esta definición ha sido aceptada tanto por el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la UNAM, fundado en 1993, como por los gobiernos latinoamericanos y la ONU para referirse a los estudios o políticas de y para las mujeres, solas o en su relación con los hombres.
No obstante, la categoría de género relega puritanamente la diferencia sexual a la diferencia biológica de los sexos, sin considerar la incidencia positiva de los cuerpos femenino y masculino en la cultura para la construcción de una humanidad.
Para una mujer, como para un hombre, reflejarse en la diferencia sexual rompe la mirada homologante y uniformadora de la cultura masculina. Les permite verse liberados de la reducción a su diferencia biológica y encontrarse a sí mismos como sujetos de conocimiento.
En la filosofía de la diferencia sexual el nacimiento “se eleva a categoría filosófica capaz de estallar el sistema lógico de la filosofía occidental”, enteramente centrado en la muerte como escisión entre pensamiento y cuerpo, como desprecio por el cuerpo” (Diótima, 1990).
Bibliografía
Darcy de O., Rosiska. Elogio da diferencia. O feminismo emergente. Editorial Brasiliense, Brasilia, 1993. Idem. Mettere al mondo il mondo. Aggetto e oggettivitá alla luce della differenza sessuale, La Tartaruga, Milán, 1990. Fischer, Amalia. “Los encuentros feministas, en busca del rumbo perdido o de uno nuevo”, en Gestos para una cultura tendenciosamente diferente. México/Santiago de Chile, en La Correa Feminista, 1993. Gargallo, Francesca. “En el horizonte de la Diferencia Sexual”, en La Correa Feminista, núm. 15, México, otoño de 1996. Guerra, Lucia. La mujer fragmentada: historia de un signo, Casa de las Américas, La Habana, 1994. Lamas, Marta. “Cuerpo: diferencia sexual y genero”, Debate Feminista, vol. 10, año 5, México, septiembre de 1994. Pisano, Margarita. Deseos de cambio o ¿el cambio de los deseos? Sandra Lidid editora, Santiago de Chile, 1995.
:.